Primera vez (2)

lunes, 4 de agosto de 2008

Otro verano, años más tarde, ella se fue con unas amigas de vacaciones a Brasil.

Eran cinco amigas, lindas, contentas, con ganas, eran simpáticas Y estaban buenas (por aquello de "está buena tu amiga?"; "Sí... es ré simpática").
Conocieron un montón de gente, y entre ese montón, un grupo de siete muchachos (algunos muy simpáticos, otros estaban buenos, si si) y a Marina le gustó mucho uno. Era tan grande como una puerta, jugaba al basquet, tenía un cuerpo hermoso, unas manos enormes, un grandote.
Tenía 18 años y Marina 22.
"Chiquito" era el más chico del grupo.

Marina tenía una amiga: Vicky (si a las perras que hacen estas cosas se las puede llamar amigas). Y a la buena de Vicky también le gustó el grandote... y tanto le gustó que una noche, en que Marina y el grandote estaban a punto de empezar "algo", vino la buena Vicky y literalmente lo agarró de un hombro, lo giró en la cama (sí! estaban en la cama!) y simplemente lo resolvió dándole un largo y poderoso beso al grandote, que ni corto ni perezoso se quedó de aquel lado de la cama...

Así las cosas, Marina se quedó en su rincón, algo sorprendida, un poco enojada, pero con la certeza de que mejor no perder una amiga, dejó la cosa seguir su curso.
La buena de Vicky se acostó con el grandote y lo exhibía como si se hubiera ganado no se qué premio... y además contaba que era así, que hacía asá, que se movía de aquella manera, que era grandote de todos lados y además entusiasta...

Cuando volvieron a Buenos Aires hicieron una fiesta del reencuentro en el que participaron todos, las cinco, los siete, y algunos otros y otras que no habían podido viajar a Brasil.
La buena y alegre Vicky fue a la fiesta con la espectativa de retomar con el grandote en el punto en que habían quedado, pero... oh! el grandote se dedicó a ignorarla.
La buena Vicky lloraba y la buena Marina la consolaba, ya se le iba a pasar, o tal vez tenía una novia acá, o, o , o... no había caso, la buena Vicky estaba viuda de su grandote y no había nada que la conformara y profetizó "para mí que le gustás vos".

(entre nos, eso era lo que pasaba desde el principio, no?)

La cosa es que el grandote empezó a hacer un finísimo trabajo a la buena Marina, que estaba tan apenada por su amiga Vicky y un poco caliente por aquello de la cama.

Él llamó a Marina y le soltó que le gustaba, que estaba loco por ella, que quería acompañarla para siempre, y decía que lo había tomado por sorpresa ese sentimiento. Decía "ay Marina, qué sorpresa repentina".

Les digo, Marina resistió todo lo que pudo.
Se negó a rajatabla por meses.
Pero él... era un dulce, era lindo, a ella le gustaba cada vez más y ya esta negativa se estaba tornando insostenible.
Salían todos juntos y el grandote desde lo alto la miraba así.... con esa carita... y Marina desde abajo lo miraba así... no podía aguantar mucho más.
él le cantaba canciones al oído y lo mejor de todo: bailaba! no saben lo lindo que bailaba! Bailaba cumbia... alguna vez vieron a alguien que baila bien cumbia y salsa? Alguna vez alguna pudo resistirse?
Y la buena Vicky seguía tibiamente reclamando por su viudez...

Una noche que fueron a bailar, él le pidió permiso a Marina para darle un besito de las buenas noches.
Fue realmente un besito.
Pero Marina decidió que con viudez o sin ella, eso que presintió desde el primer momento no podía quedarse en puras suposiciones.

Se encontraron a la semana siguiente y MMMMMM, qué rico! No les alcanzó un fin de semana entero para sacarse las ganas. Y para que Marina comprobara que era cierto, que sí era así y también era asá y realmente se movía de aquella manera, y si si, tambien era cierto completamente que era grandote de todos lados y de su entusiasmo que alcance con decir que Marina estuvo practicamente renga una semana entera.
Eso sí, con una sonrisa que no había jefe que se la quite de la cara.

Casi siete años anduvo de amores con el grandote.
Amores de sexo, amores de amor, amores de escapadas, amores de amanecerse enroscada a ese maravilloso ser que se daba y se daba como si le fuera la vida en eso.

Al día siguiente de aquella primera vez, Marina tomó coraje y se fue a visitar a la buena de Vicky, para contarle que ya podía dejar el luto, que el grandote ya no iba a volver con ella.

Me acosté con el "chiquito" - Dijo Marina.
VISTE LO QUE ES; BOLUDAAAAAAAAAAAA!!!!!! dijo Vicky que salió corriendo a preparar el mate.

 
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