Con amigos

martes, 13 de octubre de 2009

... y entonces me diste vuelta lentamente. La bombachita de algodón era ajustada y presionaba mi culito haciéndolo parecer más duro y sólido.
Con tus dedos ásperos empezaste a rozarme despacio el agujerito. A través de mi ropa interior podía sentir cómo se hinchaba de gusto, y cuánto esos dedos grandes y rasposos se deslizaban dandome un placer y un gusto por lo que vendría despues que me hacía gemir de impaciencia.
- Mostrámelo - pediste.
Y estire un poco las piernas quebrando la cintura para que pudieras verlo mejor, tocarlo más fuerte, y ese roce que no paraba....

Mientras tanto tu amigo se iba quitando la ropa, ya con ganas de acercarse, lo cual me calentaba aún más.
Tu amigo empezó a tocar mis tetas, apretandolas, y de pronto tuvo una idea que me hizo gritar de placer: empezó a darme unos suaves golpecitos en los pezones que se ponían más y más duros...
-MAS! - grité y ambos -vos y tu amigo-aceleraron sus movimientos, él pegando algo más fuerte, y vos, forzando la tela de mi bombacha hasta casi meter todo un dedo dentro de mi culo.
Mi conchita estaba totalmente mojada y tu amigo poniendose frente a mí me ofreció su pito para que lo chupara. Qué gusto! Qué dulce! En eso me dí cuenta de que vos habías cambiado de idea y estabas comenzando con los suaves, deliciosos y brevemente dolorosos golpes en mi concha que se deshacía en oleadas de placer...

Todavía sin quitarme la bombacha, lo que hacía que mi deseo se encendiera más y más, seguiste tocándome con tus manos duras y ásperas y golpeando alternativamente mi conchita, y ahora mis nalgas que ya empezaban a estar muy calientes y algo rojas a causa de los golpes...
Cuánto placer! Tu amigo me sobaba las tetas mientras yo le chupaba ese inmenso pito entre tanto vos preparabas mi culito para embestirlo con toda tu fuerza...

lunes, 12 de octubre de 2009


me gusta

viernes, 9 de octubre de 2009

Foto

jueves, 8 de octubre de 2009

Imprevisto

martes, 21 de abril de 2009

Éramos tan amigos, desde hace tanto tiempo, que me tomó por sorpresa el final que tuvo esa noche...

Salimos como siempre, como tantas veces, con amigos, entre amigos, en el auto, hacia el río...
Y de a poco, algo fue virando hacia un lugar nuevo... un clima empezó a envolvernos como nunca, el frío me hizo buscar tu abrigo, pero claro, tu abrigo estuvo disponible de otra forma... más cálida, más entera...

En vez de darme la campera, como siempre, como tantas veces, esta vez me abrazaste muy fuerte desde atrás, te quedaste en ese estado de alerta que después aprendí a reconocer tantas veces. Una quietud ansiosa, esperando mi reacción.

Cuando finalmente afincamos en una casa y nos quedamos solos, tu mirada era la de siempre, sí, pero un hambre nuevo me decía que esta vez no era como siempre.

Te acercaste lentamente, dudando, siendo tan amigos los tiempos tal vez se hacían largos y cada paso era todo un logro. No quisiste arruinarlo con palabras, y yo no estaba en condiciones de nombrar. Sólo podía entregarme a esa calidez y a ese deseo tan novedoso entre nosotros.

Nunca esperé, en los años que fuimos amigos, encontrar en vos esa suavidad, ese calor, ese ritmo pausado, cómodo... ese olor tan querido, tan íntimo, tan tuyo.
De alguna manera esa vez, necesité mirarte mucho, tener los ojos abiertos y guardar en mi memoria la imagen de tus labios en mis pezones, la imagen de tu rostro al entrar en mí, la imagen de tu cuerpo tan conocido y tan desconocido, tan presente y tan ausente. Tan en reposo.
Y tan contento.

Me dejé el documento olvidado en tu bolsillo. Y fue raro llamarte al día siguiente con temas tan triviales...

Todavía ese olor regresa por las noches, a traerme tu recuerdo.
Como siempre.
Como tantas veces.

Pensando en vos...

domingo, 25 de enero de 2009

Una vieja carta de amor marino...

Casi siempre pasa, que las relaciones toman su ritmo.No importa que sean relaciones de una vez o de años… toman el ritmo de esa vez, de esos años…

Pero algunas veces, damos con un ser que tiene un ritmo propio.
Y ese ritmo propio, íntimo y personal, se acopla de tal forma con el nuestro que es imposible dejarlo pasar, imposible pensar, imposible...
Y así nos encontramos hambrientos de ese cuerpo, de esa piel, de ese olor.
Y cuando nos encontramos – los dos- vos y yo, eso se dispara en su totalidad y esa cama se transforma en una fiesta.
Y si yo estoy algo remolona, vos encontrás la manera de provocarme, de despertarme, de recordarme que acá estamos para esto, que esto es lo que nos divierte y nos hace felices.

Y entonces tu piel me da tal hambre que siento que nunca se va a saciar, y tus gestos y movimientos me provocan muchas ganas, y ya no se cuál es la fuente, no se quien está dando y quien está recibiendo, porque de alguna manera perdemos la conciencia, y sólo queremos seguir seguir y seguir, más profundo, más rápido, más fuerte. O todo a la vez.

Tu ritmo me enloquece.

Tu abandono me enloquece.

Y tu sudor me incita a lamerlo, tus gemidos me hacen ser más que yo misma, y nuestro olor hace que ese agotamiento que sentimos sea el más pleno de los cansancios.

...de alguna manera misteriosa, mi ritmo alimenta al tuyo. Y mis gritos, mis gestos y mis latidos interminables generan en vos unas ganas de seguir, de colmarme, de llenarme…de agujerearme?
........................................................................................................................................

Entonces amanecemos en esos juegos, y sin saber cómo pasaron muchas horas, muchas vidas, mucha risa, mucho…

Hasta que decidimos que ya está y que seguimos la próxima vez.
Y nos quedamos pipones de sexo, con todos los lugarcitos plenos; un poco desconcertados de que el otro sea otro, si hasta hace un momento no sabíamos muy bien de quién era este brazo o esta pierna.
Te devuelvo tus maravillosas manos y toda tu piel, me devolvés mis labios cansados.
Y nos vestimos y nos recuperamos cada uno a sí mismo… pero en nosotros queda esa alegría de saber que esto no tiene cómo terminar.

Ara y el Aguilucho

jueves, 25 de diciembre de 2008

Ara y el Aguilucho sentados en el banco de una plaza, miraban románticamente las estrellas, y el Aguilucho insistía:
-dale, vamos a un lugar más tranquilo....
- dale, hagamos el amor....
y Ara: - ay, no se....
- Bueno, yo te enseño! dijo el Aguilucho y se la ganó para siempre.

La estrategia de Horacito

domingo, 21 de diciembre de 2008

- Dale.... vamos a un lugar más tranquilo... daaaaale. Pedía Horacito, todo él ojitos verdes suplicantes.
-y... no ssse....
- Daaaaale, te lo pido de rodillas!
Y antes de que Marina pudiera reaccionar, estaba Horacito de rodillas frente a ella, y mucho antes de que Marina se de cuenta se zambulló por completo entre las piernas de Marina, dejando que su lengua rogara por él.
Y como Marina sólo atinaba a decir "ayporfavorayporfavorayporfavor", Horacito triunfante preguntó: - paro?
-NO! por favor seguí!!!!

Un estratega Horacito.
O no?

Su amigo Pedro Ivan

sábado, 20 de diciembre de 2008

Marina tenía un mejor amigo: Pedro Ivan.

No se conocían de toda la vida, ni eran amigos de algún lugar, ni tenían un afecto demasiado grande el uno por el otro. Pero de alguna manera se habían hecho amigos, y de alguna manera a ella le resultaba querible el perfil medio perverso, retorcido y sombrío de su amigo; y de alguna otra manera a él le gustaba compartir tiempo con Marina, que casi era como haberse comprado un cocker alegre, saltarín y con orejas muy largas.

Un buen día Pedro Ivan se casó.
Y se casó con una chica... tan linda! Tan sensual, tan bella. Tenía una voz maravillosa y una forma de hablar que era como una caricia.
Marina estaba encantada con la esposa de su amigo.
La estimación de Marina por su amigo subió varios puntos cuando conoció a su esposa, tanto así la impactó.

Una noche hubo una fiesta en casa de Pedro Ivan y su esposa, y de a poco todos se fueron yendo, y a Marina le costaba arrancarse del sillón en el que estaba tan cómoda y se preguntaba si era de mal gusto quedarse un rato más o si estaba todo bien.
Finalmente se decidió a irse, y cuando Ella la acompañó a la puerta de calle innecesariamente Marina vio un brillito especial en sus grandes ojos negros.
-por qué no te quedas con nosotros?... dijo Ella, mirandola fijo y con un leve arrastrar de tequila en la voz.
-pero... mañana tengo que trabajar, es tarde, está todo bien, me tomo un taxi...
-sí... no... que te quedes, con nosotros, que pases la noche con nosotros. Se acercó un poco más Ella.
...
....
-con...ustedes... dos?... pero...
-dale, quedate, él es lindo, vos me gustás, va a estar bueno... dale... quedate. Mientras agitaba las llaves, se jugaba la última carta, Ella.
Marina hacía tiempo que tenía esta fantasía, de compartir la cama con otra persona, de saber cómo era estar con una mujer, y en su mente no entraba casi nada racional, simplemente se preguntaba si esto era real, si traería consecuencias, y, si estaba depilada y en condiciones.
Mientras tanto Ella se habia desbarrancado en una serie de explicaciones y pedidos que contemplaban desde el cariño hasta un "no tengas miedo" que Marina no escuchaba porque estaba demasiado aturdida, y Ella cada vez estaba más cerca y casi la había arrinconado contra la pared y de alguna manera la estaba "cuerpeando" mientras decía cosas que Marina ya no escuchaba, ansiosa por poder salir de alguna manera de la negociación ( y pasar a los hechos).
Calculando, tratando de imaginar cómo sería meter la mano en ese escote rojo, besar aquella pequeña curva de la nuca, tener un rato para pasar su mano por los labios de Ella.
Marina se quedó en silencio y Ella también. Y como Marina no salió corriendo, Ella la tomó de la mano y entró nuevamente a la casa, a contarle feliz a su marido que había invitado a Marina y Marina había aceptado. Ivan Pedro sonrió, de orgullo por la mujer que tenía, de cariño por la amiga que tenía, se sentía millonario en ese momento y entre brindis y tequilas el clima se aflojó y pasaron una noche mágica en la que todo fue increíble para Marina .
Los hombres son - con suerte- unos seres con cierta rigidez, duritos, calientes... un poco secos.
Las mujeres, o Ella al menos, era suave, tibia, blanda. Jugosa. Quizás demasiado blanda, y en esos momentos las intervenciones de Pedro Ivan eran muy bienvenidas.
Marina se entregó a la diversión, al goce, al descubrimiento, a la confusión de brazos, piernas, tetas, suavidades, durezas, temperaturas, texturas, movimientos. Sonidos, gemidos y palabras susurradas con cariño, con sorpresa, con alegría.
Fue una larga noche, que se prolongó una o dos noches más.

Y, todos saciados de todas las maneras, tan amigos como siempre.

Primera vez (2)

lunes, 4 de agosto de 2008

Otro verano, años más tarde, ella se fue con unas amigas de vacaciones a Brasil.

Eran cinco amigas, lindas, contentas, con ganas, eran simpáticas Y estaban buenas (por aquello de "está buena tu amiga?"; "Sí... es ré simpática").
Conocieron un montón de gente, y entre ese montón, un grupo de siete muchachos (algunos muy simpáticos, otros estaban buenos, si si) y a Marina le gustó mucho uno. Era tan grande como una puerta, jugaba al basquet, tenía un cuerpo hermoso, unas manos enormes, un grandote.
Tenía 18 años y Marina 22.
"Chiquito" era el más chico del grupo.

Marina tenía una amiga: Vicky (si a las perras que hacen estas cosas se las puede llamar amigas). Y a la buena de Vicky también le gustó el grandote... y tanto le gustó que una noche, en que Marina y el grandote estaban a punto de empezar "algo", vino la buena Vicky y literalmente lo agarró de un hombro, lo giró en la cama (sí! estaban en la cama!) y simplemente lo resolvió dándole un largo y poderoso beso al grandote, que ni corto ni perezoso se quedó de aquel lado de la cama...

Así las cosas, Marina se quedó en su rincón, algo sorprendida, un poco enojada, pero con la certeza de que mejor no perder una amiga, dejó la cosa seguir su curso.
La buena de Vicky se acostó con el grandote y lo exhibía como si se hubiera ganado no se qué premio... y además contaba que era así, que hacía asá, que se movía de aquella manera, que era grandote de todos lados y además entusiasta...

Cuando volvieron a Buenos Aires hicieron una fiesta del reencuentro en el que participaron todos, las cinco, los siete, y algunos otros y otras que no habían podido viajar a Brasil.
La buena y alegre Vicky fue a la fiesta con la espectativa de retomar con el grandote en el punto en que habían quedado, pero... oh! el grandote se dedicó a ignorarla.
La buena Vicky lloraba y la buena Marina la consolaba, ya se le iba a pasar, o tal vez tenía una novia acá, o, o , o... no había caso, la buena Vicky estaba viuda de su grandote y no había nada que la conformara y profetizó "para mí que le gustás vos".

(entre nos, eso era lo que pasaba desde el principio, no?)

La cosa es que el grandote empezó a hacer un finísimo trabajo a la buena Marina, que estaba tan apenada por su amiga Vicky y un poco caliente por aquello de la cama.

Él llamó a Marina y le soltó que le gustaba, que estaba loco por ella, que quería acompañarla para siempre, y decía que lo había tomado por sorpresa ese sentimiento. Decía "ay Marina, qué sorpresa repentina".

Les digo, Marina resistió todo lo que pudo.
Se negó a rajatabla por meses.
Pero él... era un dulce, era lindo, a ella le gustaba cada vez más y ya esta negativa se estaba tornando insostenible.
Salían todos juntos y el grandote desde lo alto la miraba así.... con esa carita... y Marina desde abajo lo miraba así... no podía aguantar mucho más.
él le cantaba canciones al oído y lo mejor de todo: bailaba! no saben lo lindo que bailaba! Bailaba cumbia... alguna vez vieron a alguien que baila bien cumbia y salsa? Alguna vez alguna pudo resistirse?
Y la buena Vicky seguía tibiamente reclamando por su viudez...

Una noche que fueron a bailar, él le pidió permiso a Marina para darle un besito de las buenas noches.
Fue realmente un besito.
Pero Marina decidió que con viudez o sin ella, eso que presintió desde el primer momento no podía quedarse en puras suposiciones.

Se encontraron a la semana siguiente y MMMMMM, qué rico! No les alcanzó un fin de semana entero para sacarse las ganas. Y para que Marina comprobara que era cierto, que sí era así y también era asá y realmente se movía de aquella manera, y si si, tambien era cierto completamente que era grandote de todos lados y de su entusiasmo que alcance con decir que Marina estuvo practicamente renga una semana entera.
Eso sí, con una sonrisa que no había jefe que se la quite de la cara.

Casi siete años anduvo de amores con el grandote.
Amores de sexo, amores de amor, amores de escapadas, amores de amanecerse enroscada a ese maravilloso ser que se daba y se daba como si le fuera la vida en eso.

Al día siguiente de aquella primera vez, Marina tomó coraje y se fue a visitar a la buena de Vicky, para contarle que ya podía dejar el luto, que el grandote ya no iba a volver con ella.

Me acosté con el "chiquito" - Dijo Marina.
VISTE LO QUE ES; BOLUDAAAAAAAAAAAA!!!!!! dijo Vicky que salió corriendo a preparar el mate.

Primera vez (1)

miércoles, 30 de julio de 2008

Era una tarde de febrero, calurosa como una tarde de febrero en Buenos Aires y ella venía a reencontrarse con él, luego de una separación por vacaciones.
Ella venía de Bahía Blanca, él venía de Necochea.

Habían pasado sólo unos cuantos días separados, pero en realidad estaban por reencontrarse para -después de años de indecisiones- finalmente (tal vez?) estar juntos por primera vez.

Él había sido esquivo hasta ahí y ella finalmente había tenido otros amores que le dieron mayor seguridad.
Esta vez, a ella la había tomado por sorpresa el amor de él...
él... se habían conocido a los 13 años, y desde ahí habían sido novios de manera intermitente.
A los 13 años se juntaban en su casa los sábados y se la pasaban a puros besos, cariños, caricias.
Todo, menos "eso".

Ella realmente nunca había entendido muy bien por qué tanto escándalo con "eso" si despues de todo era una cuestión de amor. Y si algo ella sabía a los 13 era que él era su amor. Pero él dudaba...

Ahora ella tenía 16, seguía convencida de que él era su amor y realmente la había tomado por sorpresa que justo justo justo ahora, él tan suelto declarara que la quería, y que esta vez, no quería que se fuera con otro.

Y justo se tuvieron que ir de vacaciones.

Pero volvieron y ese domingo finalmente (tal vez?) ella iba a saber si ese amor tan platónico tenía su costado de realidad o se iba a quedar en puras fantasías.

Se preparó con esmero, como si a los 16 hicieran falta preparativos... como si con sólo tener esa piel y esas ganas de 16 años no fuera suficiente; ella igualmente se puso su ropa interior favorita y todos esos perfumes que son absolutamente irreemplazables a los 16.

Cuando lo vio se dio cuenta de que él estaba decidido a que esta vez (finalmente) pasara "lo que tenía que pasar".

También se dio cuenta de que aquello espiado, sospechado, intuido en aquellas larguísimas tardes de besos de los 13 años, era así tal cual cómo se sospechaba.
Y entre todo ese amor y ese romance, ella descubrió su lado tan prosaico que la acompaña 20 años después.
Pensó con alegría : "GUAU! con eso me parte al medio!"

Y con una gran sonrisa de satisfacción se dedicó con esmero los años que siguieron a verificar si aquello era posible.

 
Sabes lo que me pasó? - by Templates para novo blogger